La vida está llena de experiencias que te esperan a la vuelta de la esquina. Sin embargo, vamos con tanta prisa, a veces, que no nos damos cuenta de la importancia de nuestros actos...
Hace algunos años oí una vocecita en mi interior que me decía: "¡haz algo: ayuda!". Era la voz del idealismo, de ese altruismo que todos llevamos dentro. Y decidí hacerle caso. Así fue como comencé a colaborar con el
grupo de voluntariado GEA de mi ciudad, Málaga.
Han pasado ya varios años, llenos de momentos inolvidables, pero sin duda el 2007 ha supuesto un antes y un después para nosotros.
A lo largo del año desarrollamos actividades de lo más variadas, pero nos ocupamos especialmente de uno de los pulmones de nuestra ciudad: el monte Victoria. Este monte también conocido como "el monte de las tres letras", al albergar una gran cantidad de especies (tanto animales como florales), es un espacio de riqueza incalculable, que necesitaba ser protegido y cuidado. Esta necesidad fue la que nos impulsó a actuar de inmediato.
La primera visita al monte fue en el més de Febrero, cuando organizamos una limpieza ecológica. Aparte de restos del "botellón", y basura en general, nos topamos con algunos elementos que nunca esperas encontrarte en un monte: un sofá, una bañera, un horno... Finalmente, llenamos una cuba enorme con todo tipo de residuos. Incluso la prensa local se hizo eco, y acudió al monte para cubrir la noticia y hablar con algunos de los voluntarios. Aquella jornada fue mucho más que una limpieza: era el primer paso de un ilusionado proyecto que nos acabaría contagiando a todos.
Después de este primer contacto, nos dimos cuenta de que era necesario hacer un estudio en profundidad del monte. Por eso, en Marzo, realizamos una salida de reconocimiento de la flora.
Los resultados eran sorprendentes, pues el monte servía de hogar a árboles y arbustos muy difíciles de encontrar en otras zonas de la ciudad. Esto nos animó definitivamente a no abandonarlo, y a solicitar una subvención en el ayuntamiento para poder continuar con nuestra labor con un mínimo de garantías. Seguidamente, en Abril, iniciamos un taller de fabricación de carteles de sensibilización y de varias papeleras, esto es, recogimos maderas y palés en la calle: se lijaron, se cortaron y se pintaron. Nos reunimos y buscamos entre todos varias frases para los carteles de sensibilización: "Somos parte de tu vida, ¡Respétanos!" o "Entrás en el monte Victoria, ¡Respétalo! Es de todos", fueron algunos de los eslogans que se nos ocurrieron. Para poder catalogar la flora, en Mayo, organizamos una jornada en plena naturaleza para fotografiar las especies del monte.
En esos dias nos llegó la mejor de las noticias: ¡nos habían concedido la subvención! Nuestro proyecto ya era un hecho. Así, en Junio, con motivo del "día internacional del medio ambiente",
se realizó una muestra de las diferentes asociaciones medioambientales en una de las plazas más céntricas de nuestra ciudad, y allí estaba GEA presentando "el proyecto del monte Victoria" a todos los malagueños. En nuestro stand, informabamos a cada persona que se acercaba, mientra otros compañeros seguían pintando algunos de los carteles. Este mismo día, presentamos en sociedad a Fito, la mascota del monte: una hoja verde muy alegre. Fito no estuvo quieto ni un momento, despertando las simpatias de todos, especialmente de los niños.
Unos días después (en Junio, también), hicimos una nueva limpieza del monte, y colocamos por fin, los carteles y las papeleras que habíamos hecho con tanto esfuerzo y cariño. En varios tablones de internet y a través de carteles, anunciamos la actividad, invitando a la participación masiva. Y surtió efecto, pues a lo largo de la mañana, comenzaron a llegar muchas personas espontáneamente. Decían que sólo querían ayudar. Estabamos sorprendidos al contemplar tanta generosidad junta: el ser humano es extraordinario. Siguiendo con los hallazgos insólitos, en esta ocasión nos encontramos un televisor (ya faltaba menos para tener el salóncito completo!). En pleno Junio, como sabiamos que el calor apretaba, hicimos 60 litros de limonada, que desde este día se convirtió en nuestra bebida oficial, acompañandonos siempre.
El periodo estival nos permitó descansar y renovar energías. En Septiembre, volvimos al monte para hacer una nueva limpieza y descubrimos gratamente que el esfuerzo de las limpieza anteriores había valido la pena porque había menos basura que la primera vez. Además, limpiamos los alcorques de los árboles, para ayudarles a aprovechar mejor el agua de riego y de lluvia. Muchos malagueños se acercarón para "echar una mano"y la limonada nos siguió sirviendo de refresco. .
En estos días, GEA se adhería al
proyecto PNUMA "plantemos para el planeta" de la ONU que pretende plantar para 2010, mil millones de árboles para frenar el cambio climático. Nuestro siguiente objetivo era repoblar el monte, y para ello teniamos que prepararlo. Un par de jornadas dedicadas a la poda de la vegetación, y a hacer agujeros para la plantación, fueron la antesala.
Por fín, en Noviembre, llegó el momento tan esperado de la reforestación. No era la primera vez que plantaba un árbol, pero para quien lo ha probado es siempre una actividad muy grata. Ese día nos reunimos unos cincuenta voluntarios. Comenzaron a llegar personas de todas partes y de todas las edades. Los más pequeños estaban entusiasmados con la idea de plantar un árbol con sus propias manos, y sin poder apenas levantar la azada, allí estaban construyendo para el futuro. Al verlos trabajar con tanto entusiasmo me sentí una privilegiada. En esta jornada y la siguiente plantamos unos cuatrocientos árboles, sobre todo pino piñoñero, algarrobo y acebuche. En el descanso, los niños no perdieron la ocasión de fotografiarse con Fito, y así llevarse un recuerdo de una jornada inolvidable.
En este momento, ya llevabamos nueve meses trabajando en el monte victoria, y casi sin darme cuenta había pasado de ser el monte para convertirse en mi monte. Este rincón de la naturaleza ya formaba parte de mí.
En el 2008, hemos continuado nuestra labor, con nuevas limpiezas y con la colocación de unos paneles informativos de la flora y fauna del monte, al que vamos a cuidar mientras nos sea posible.
En resumen, tras hacer balance de este año, lo que te queda es una mezcla de sensaciones: de alegría, de esfuerzo, de risas, de calor ... y sobre todo, la certeza de que has desempeñado una labor de la que se beneficiarán todos los malagueños. Sin duda, voy a seguir trabajando en el seno de esta gran familia que es GEA, porque para mí, el voluntariado es mucho más que un hobbie, es una forma de entender la vida.
Lourdes Martos (Málaga)